Entre besos y lagrimas
....Regrese, nos besamos, como nunca o como siempre, nos despedimos, esta vez, te toco a ti marcharte, te vi alejarte algunos metros, pero no pudiste.
Regresaste, me abrazaste, lloraste en mis hombros, me dijiste “gracias por hacerme sentir como aquel niño que hacia muerto en mi”, esta vez el beso fue mas apasionado, tus manos acariciaban mi rostro con aquella ternura que sale, solo cuando la dejas pues es presa de tu terquedad.
Conversamos un poquito mas, la verdad era obvio que queríamos que la noche fuera eterna, pero el sol nos hizo una mala jugada y casi llegaba y tú tenías que al menos haberte cambiado de ropa.
Me senté donde minutos antes habías hecho de mi boca tu santuario y de mis oídos, cómplices de verdades tuyas que jamás pensaste revelar y mucho menos ante mi.
Te hincaste frente a mí, nos miramos, sonreímos, las palabras sobraban, mi alma se sentía reconfortada y nos dimos cuenta de que era hora de partir. Tiernamente te despediste y te marchaste.
Me levante de mi asiento, antes de llegar a casa pase por un café, trate de que no se me notara en la cara todo lo que había sentido, llegue a mi cama cual si fuera un ladron, hice a mi almohada complice de mi noche, dormi.
El sonido de un teléfono me despertó a escasas horas de haberme acostado, un sueno interrumpido en varias ocasiones por múltiples razones, marcando asi, una linea casi imperseptible entre un sueño y una realidad vivida.
No, no era EL, (en esa ocasión), pensé haberme soñado todo, sin embargo, mire a mi alrededor, advertí por cosas que vi, que todo había sucedido tal cual lo reviví mentalmente en ese instante, fue entonces cuando sonreí, me levante y mi día comenzó con un excelente desayuno.
Besos pero esta vez, no son robados.... son compartidos....
Nos reunimos, por fin, cuanto lo ansiaba, tú y yo, solos, sin miradas curiosas, sin nadie que nos juzgara, preferí mantener mi cordura, me invitaste, te rechace, nos sentamos.
Te interesaste en la razón de mis lagrimas cuando conversamos horas antes, estalle en lagrimas y sollozos que tus brazos supieron calmar sin demora, un beso eterno supo ser cómplices de mis lagrimas.
Tratando de mantener mi cordura, mi maldita cordura, te hice a un lado, te dije que si volvías a hacerlo me iría sin pensarlo dos veces, un sin fin de disparates que creo ni yo me creí, sin embargo respetaste tu pacto de caballero al menos por unos 5 minutos.
Me besaste, te bese, trate de pararte un millón de veces, lo hacia, pero nuevamente caía rendida ante tus encantos, entre beso y beso y medias palabras, se nos fue la noche.
Me subiste al cielo, me hiciste viajar entre nubes, me hiciste hacer lo que quería aunque ni yo lo reconocía.
Un fuerte golpe me hizo bajar del cielo, la caída fue tan fuerte para ambos que no nos quedo de otra que llorar, quitarnos la careta por un instante y llorar.
Te sentía tan mío, tan indefenso, eras como un niño, nos abrazamos dulcemente, nos secamos las lagrimas el uno al otro, nos besamos esta vez con la intensidad de dos personas que no querían separarse pero que les había llegado la hora, sabiendo que quizá jamás volvería a pasar nada parecido.
Eran innecesarias las palabras, nuestras miradas lo decían todo, nuestras almas se comunicaban entre ellas, sin darnos cuenta.
Éramos cómplices mutuos, éramos tan nuestros en ese instante, sentí como latía tu corazón al estrecharme contra tu pecho, tus brazos me rodeaban y te sentía temblar junto a mi, tus ojos me decían tanto en ese momento. Era mágico
Intentos fallidos de una despedida necesaria, pero involuntaria, besos y lagrimas eran uno solo, disculpas, confidencias de sueños, de anhelos, de logros, de frustraciones, confesión de realidades, hubo mas besos entre una cosa y otra, acompañados claro del salado sabor de las lagrimas.
Así fue, cuando casi 1 hora mas tarde, decidí pararme, besarte como me pediste tantas veces que te besara, decirte, gracias, y marcharme.
Mi celular sonó, eras tu, aun estabas en el mismo sitio sentado, esperando a que regresara....
Besos Robados II
Bien dicen que lo que mal empieza, mal acaba, a partir de allí empezaron a pasar cosas para nada agradables, esa noche llore de rabia, de impotencia ante tantas cosas, todo salía mal, una llamada tuya en mitad de la noche me reconforto de alguna manera, hasta que me dijiste “necesito verte, las cosas salieron mal hoy, no quiero que las cosas queden así”
Una media sonrisa entre las lagrimas que rodaban por mis mejillas, lo notaste, te preocupaste, querías salir a mi encuentro y ayudarme, al menos eso me dijiste, pero tanto tu como yo, sabíamos que eso era sencillamente, imposible.
Al colgar te dije, “te llamo mas tarde, quizá podamos vernos, no te lo aseguro”, te conformaste con eso, pero insistes en que no estoy bien y te sentías culpable, es cierto parte de la culpa fue tuya, pero además pasaron cosas muy ajenas a ti que también se encargaron de amargarme la noche.
Era suficiente del teatrito de que todo lo íbamos a resolver, decidimos olvidarnos y cada quien tomo su camino, me esperaban, me hice dueña de una excusa barata para no salir, todo fríamente calculado para verte, a pesar de mi.
Te llame cuando estaba segura de que todo se manejaría a la perfección, una pequeña discusión entre nosotros me hizo no querer verte, pero insistentemente jodiste, hasta que accedí, debo admitirlo, me sentía bien al oírte rogarme para verme.
Discutimos por teléfono de una forma absurda, aun quería verte, sin embargo tu terquedad me hacia desistir de esto.
Fue cuando me dijiste: “si no vienes, voy por ti”, colgué el teléfono, después de “haz lo que quieras, te dije que no y es no”.
Pero conociéndote sospeche que las cosas no quedarían ahí....
Besos Robados I
El día comenzó prometedor, una llamada tuya me hizo darme cuenta de que me esperabas con ansias.
Por fin llegue, no te busque, me llamaste, no respondí, me encontraste por casualidad tus ojos no lo podían creer, allí estaba, sentada como si nada me importara, ni siquiera te había avisado que por fin había llegado, los reclamos no se hicieron esperar.
Pasaron muchas horas, ambos actuamos como si no nos importara, era parte del juego, eso lo entendíamos ambos.
Hasta que al fin nos vimos, solitariamente acompañados, fuimos interrumpidos una y otra vez en esa conversación tan absurda.
La actitud de que me iba te hizo quizás reaccionar, me besaste como jamás me habían besado, quizá influyó las circunstancias de ese beso, te reclame que lo hicieras, te justificaste y a mi no me basto, te dije que me había molestado, tu simplemente no me creíste y me volviste a besar, debo admitir que han sido los mejores besos robados que me han dado en mi vida.
Te dije que me iría, tu como todo un caballero, me acompañaste hasta la puerta del carro, me despedí con un “gracias, adiós” “solo así?” respondiste, entiendo que no me vas a besar pero aun somos amigos no?, “si, aun lo somos” accedí y te plante un beso en la mejilla, cuanto desee calcular mal y que mis labios al menos rozaran los tuyos.
No te mire, me di la vuelta y me fui, cuantas ganas de que me agarraras por un brazo, me pegaras a ti y me besaras como minutos antes lo habías hecho, pero no, no paso.
Llegue donde tenia que llegar, increíblemente me sentía mal, con un sabor agridulce en los labios, una ducha fría, a ver si la sensación de ti se me iba de la piel, sin saber que las cosas apenas comenzaban.......
Esmeralda
Esmeralda era ya una adolescente, y aunque su sonrisa era despampanante, su mirada fulminante, detrás de toda esa pose de niña bien, de niña feliz, de familia perfecta, había un lado oscuro, que nadie quería descubrir, empezando por los mismos miembros de la familia.
Una noche, esos ojos que tenían la habilidad de con una mirada someter al mayor de los rebeldes, llenos de lagrimas y con el corazón destrozado, Esmeralda decidió, sacar todo eso que la dañaba, al menos por un instante, seria ella misma, seria libre al menos en sus palabras y escribió:
“..... Disfrutar de ti en aquellos tiempos fue siempre tan lindo, jugábamos, solo tenia que hacer una llamada y estabas ahí, me duele pensar en eso, tanto que no quiero ni aceptarlo, este corazón tan duro que creo me gusta aparentar, no le gusta aceptar que te extraña, que te necesita, que esos juegos y ese cariño le hacen falta.
Ya ni recuerdo como son tus abrazos, a que saben, como se siente , pero simplemente no quiero aceptar que me duele, que te extraño, que muy a pesar de que todo lo que se de ti te han destronado de ese TU TRONO que te di solo por ser tu, te amo, pero no quiero aceptarlo, donde estas? Que te paso?
Si supieras lo que siento, lo que se, lo que he aprendido, lo que de una manera u otra tu me has ensenado, como te veo, lo que a veces me gustaría decirte, lo que a veces muero o moría, ya ni se, por escuchar de ti, pero no, creo que moriré sin conocernos, y créeme como lo he anhelado.
Sabes? A pesar de todo, gracias, tengo una manera de vida que me ha permitido ver lo que muchos quisieran tener y yo tengo.
A veces me pregunto como me puede hacer falta algo que simplemente deje de tener cuando apenas empecé a ir al baño sola, o quizás un poco mas tarde, solo se que estaba muy pequeña, no debería ni acordarme, pues te cuento que tengo una muy mala memoria, pero las cosas que quiero olvidar simplemente no las olvido aunque si sigo así haciéndome de duro corazón, creo que un día me lo voy a creer.
A veces te veo con los demás y te juro que quisiera ser parte de ellos, aunque ya no me pasa con tanta frecuencia como antes, pero aun me pasa, rayos! Eres el favorito de todos ellos, porque con ellos eres mejor que conmigo? Porque no me tratas a mi así?
Aunque parezca lo contrario, aun duele, aun lloro, aun se me desgarra el alma de vez en cuando, y aunque te quiera odiar tengo que reconocer que aun te amo"Al terminar, guardo su lapiz, su libreta, se acurruco bajo su manta humeda de sus lagrimas y cayo en un profundo sueno...
Incredula
Mi celular anunciaba una llamada, esa que tan ansiosa he esperado algunas noches, llego justo esa tarde que lo único que quería era llegar a mi casa y encerrarme, sin embargo ciertos compromisos no me lo permitían, tu nombre apareció en mi pantalla y mis ojos no daban crédito a lo que veían.
Como quisiera creer esas palabras de aquella tarde, no te imaginas en el momento que llegaron, fueron tan reconfortantes, fue como ese abrazo que tanto necesitaba en el momento.
Fue como ese abrazo que me diste aquella noche, en la que llegue llena de rabia, de sentimientos encontrados, era todo un torbellino de emociones y con solo un abrazo supiste elevarme a lo profundo del universo, nada mas existió, nada mas importaba esa noche, ni siquiera el riesgo que sabíamos que corríamos, es mas, ni siquiera tu, ni siquiera yo.
Así me sentí en ese momento, ni el pedazo de gloria que me había terminado de atragantar, solo segundos antes de tu llamada pudo quitarme la pesadez de esa tarde, pero tenias que llamar, JUSTO EN ESE MOMENTO, cuando ambos sabemos lo que implicó esa llamada para ti en ese instante.
Es lo ultimo que he escuchado de tu voz, tengo ya un buen tiempo sin oírla, sin embargo aun retumban en mis oídos tus palabras tal cual aquella tarde, en la que fue lo único que me dio fuerzas para seguir, a pesar de no haberte creído, causas ese efecto en mi.