Cuando Renunciar es Ganar
A veces para simplificar la vida hay que desprenderse de muchas cosas, y para ello habría que renunciar. Sin embargo, esta palabra siempre ha gozado de mala fama. Para muchas personas este término implica cobardía y mediocridad; suena a una especie de empobrecimiento de la vida. Pero realmente renunciar supone todo lo contrario.
Simplificar implica reflexión para renunciar a cosas que a medio o largo plazo no son beneficiosas. Renunciar a ciertas actitudes mentales significa superarse y olvidar comportamientos que resultan empobrecedores por limitados y egoístas.
De vez en cuando hay que renunciar a los hábitos nocivos para así potenciar la salud. Se puede, por ejemplo, renunciar a fumar, a comer desequilibradamente o a la vida sedentaria.
Renunciar a comportarse de una manera conflictiva implica una transformación positiva, y un punto a favor de las buenas relaciones personales.
Renunciar ayuda a que salga a flote la verdadera esencia de las personas. Al renunciar a lo superfluo, se deshace el ser humano de lastre y se conserva lo que realmente es importante y auténtico. Aunque algunos no lo crean, en muchos casos es mejor restar que sumar.
Asumir un “no” como respuesta puede ser más difícil que asentir; por ello renunciar no es sinónimo de debilidad, sino de madurez y fortaleza y también ¿por qué no? De mayor libertad. Y es que, la auténtica libertad se ejerce cuando se elige con responsabilidad y siendo consciente de las consecuencias.
Simplificar implica reflexión para renunciar a cosas que a medio o largo plazo no son beneficiosas. Renunciar a ciertas actitudes mentales significa superarse y olvidar comportamientos que resultan empobrecedores por limitados y egoístas.
De vez en cuando hay que renunciar a los hábitos nocivos para así potenciar la salud. Se puede, por ejemplo, renunciar a fumar, a comer desequilibradamente o a la vida sedentaria.
Renunciar a comportarse de una manera conflictiva implica una transformación positiva, y un punto a favor de las buenas relaciones personales.
Renunciar ayuda a que salga a flote la verdadera esencia de las personas. Al renunciar a lo superfluo, se deshace el ser humano de lastre y se conserva lo que realmente es importante y auténtico. Aunque algunos no lo crean, en muchos casos es mejor restar que sumar.
Asumir un “no” como respuesta puede ser más difícil que asentir; por ello renunciar no es sinónimo de debilidad, sino de madurez y fortaleza y también ¿por qué no? De mayor libertad. Y es que, la auténtica libertad se ejerce cuando se elige con responsabilidad y siendo consciente de las consecuencias.
Autor Desconocido
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Gracias por todo hermana de mi alma......